El método Pikler
Metodología Pikler
En los últimos años ha resurgido con fuerza la metodología Pikler, más conocida como teoría del movimiento libre. Son muchos centros especializados en bebés y niños que ofrecen talleres sobre este método de crianza y se están escribiendo cada vez más libros de parenting que se basan en sus principios.
¿Sabes en qué consiste esta pedagogía que está tan de moda? Entre otras cosas, Pikler defiende que se deje a los bebés moverse libremente. También que no se les coloque en ninguna posición a la que no puedan llegar por ellos mismos. Confiar en la capacidad innata de los bebés de alcanzar cada hito motriz evolutivo sin ayuda fomenta su autonomía y autoconfianza y deriva en un desarrollo más armónico, según esta teoría.
La mayoría de los padres tendemos a comparar constantemente a nuestros bebés y a nuestros peques con otros y nos preocupamos si a determinada edad no han logrado alguno de los hitos que se les presuponen. Así, la niñez se convierte en una carrera de obstáculos que han de ir superando casi a la fuerza.
Sin embargo, el método Pikler nos invita a cambiar la perspectiva. A tener paciencia, a confiar en nuestros peques y en sus capacidades y a no exigirles que cumplan con parámetros previamente establecidos. ¡Todo con ayuda de nuestros juguetes Pikler!
En este post te explicaremos sus principios fundamentales, cómo se aplican y los beneficios que aportan al desarrollo madurativo de los bebés, tanto a nivel físico como psíquico y emocional.
La metodología Pikler y sus tres principios
El movimiento libre y la actividad autodidacta
Este es el más conocido y fundamental de los principios de la metodología Pikler, donde el trabajo de los adultos debe ser acompañar a los niños y ofrecerles un entorno seguro donde puedan interactuar, decidir y desarrollarse por sí mismos.
El objetivo de este principio es que desde el nacimiento el bebé no se posicione de una manera en la que no sepa llegar por sí mismo y, por lo tanto, de la que no sepa salir. Esto quiere decir no ponerlos boca abajo, sentarlos o forzarlos a gatear, tampoco ponerlos de pie, ni darles la mano para que caminen antes de su desarrollo natural.
El factor de no intervenir de formas no naturales permite un desarrollo de las capacidades psicomotrices más natural y diferente al que tienen los niños cuando sí se interviene. De esta manera, en la metodología Pikler, lo normal es siempre tumbar boca arriba a los bebés Desde esta posición y de manera natural, comienzan a girarse hacia los lados, a dar la vuelta completa y luego tumbarse boca abajo. Desde ahí, comienzan a gatear, a sentarse solos y, finalmente, levantarse con apoyo y caminar. Por eso es tan importante contar con juguetes Pikler para sus diferentes etapas.
Los bebés y los niños que no han gozado de un movimiento libre por la intervención de los adultos, se sientan antes de empezar a gatear, interfiriendo así en su proceso natural de crecimiento y desarrollo.
La metodología Pikler propone además evitar todo lo que limite el movimiento de los pequeños, como encerrarlos en tronas, hamacas, cochecitos o caminadores, ya que, cuando dejamos que sean los peques los que decidan qué paso dar y cuándo, sin forzarlos, aprenden a conocerse mejor a ellos mismos y a su entorno. El desarrollo se vuelve un proceso tranquilo, estable y biológicamente natural, lo que beneficia sus capacidades como el equilibrio, la lateralidad y la adopción de posturas naturales y sanas.
Respeto y apego en los cuidados
El papel de la persona adulta que actúa como guía es fundamental para que los más pequeños desarrollen una personalidad armónica y para que puedan centrarse en su autoconocimiento y autonomía.
Permitir el libre movimiento de los niños no significa no intervenir, significa crear un apego afectivo sólido y una relación afectiva privilegiada como base para todo lo demás. Una relación que se base en el respeto individual de los niños, de sus ritmos y necesidades creará una relación sana con los adultos que lo acompañen. Para lograr lo anterior, es importante hablarle a los bebés y a los niños sobre lo que vamos a hacer en equipo y esperar el momento adecuado para que estén preparados para hacerlo.
No s trata siempre de actividades complejas o muy preparadas, se trata, por ejemplo, de actividades cotidianas, como explicarles que vamos a ducharlos, mostrarles los elementos de la ducha y cuando muestren una actitud receptiva, empezar la ducha, sin forzar la situación. Y, a la hora de divertirse, los juguetes Pikler son la mejor herramienta.
Esto nos permitirá conocerlo profundamente y saber cuándo debemos intervenir y cuándo debemos dejar que actúe de manera libre, cumpliendo así con otro de los objetivos de la metodología Pikler; una relación sana con el adulto.
El papel de la salud física y el juego
Además de centrarse en las necesidades afectivas, también se debe poner énfasis en las necesidades básicas, como el desarrollo físico. El movimiento libre de Pikler pone el foco en el juego libre, donde se proporcionan materiales seguros y desestructurados a los pequeños, para dejar que aprendan a manejarlos libremente, sin darles instrucciones de cómo jugar ni enseñarles cómo deben jugar.
Esto les permite explorar su entorno y sacar sus propias conclusiones, como paso siguiente al autoconocimiento.
Beneficios del movimiento libre
¡Conoce los beneficios de la metodología Pikler!
- Desarrollo psicomotriz correcto y seguro.
- Mejor equilibrio y adopción de posturas corporales más naturales y saludables.
- El autoconocimiento de su cuerpo.
- Descubres sus posibilidades y limitaciones.
- Consigue que se caigan menos y tengan menos accidentes.
- Fomento de la seguridad en sí mismos y la autoconfianza.
- Personalidades armónicas y gestión de los emociones.
- Los niños crecen a su ritmo.
- Evita sentimientos de frustración por no poder hacer lo que se les exige.
- Desarrollo de la creatividad
- El adulto es un guía, sin normas ni exigencias
La metodología Pikler sostiene que cuando se interviene en el movimiento libre de los bebés y niños puede:
- Ausencia o distorsión de las etapas del desarrollo: al intervenir en su desarrollo natural, los peques se saltan etapas como el gateo o que se sienten antes de gatear por su cuenta.
- Inmovilizar y crear dependencia: al provocar posiciones a las que no saben llegar por sí mismos y de las que tampoco saben salir de ellas, los coloca en una situación de dependencia total, causándoles una emoción negativa de frustración e irritación.
- Posturas antinaturales y forzadas: al posicionar a los peques de manera poco natural en sus diferentes etapas de desarrollo, adoptan posturas incorrectas y que pueden provocar la atrofiación de su musculatura o sus huesos.
¡Únete a la metodología Pikler y eduquemos juntos esas pequeñas vidas y hagamoslas crecer hasta el infinito!
La felicidad de aprender jugando
Nuestra filosofía pasa por poder llegar al mayor número de hogares posible y hacer posible que todos los bebes tengan el alcancen a “La felicidad de aprender jugando”