Como decía Waldorf: “Si educas las manos, educas la cabeza, a través del corazón”. Si tienes hijos entre la primera etapa, es decir, entre los 0 y los 6. El objetivo en esta etapa es que los niños tengan una estructura de lo que es el mundo y lo conozcan bien, para así, en futuras etapas, poder cambiarlo. La metodología Waldorf no utiliza pantallas ni dispositivos de este tipo, tanto en casa como en los colegios.
La metodología Waldorf establece que en la primera etapa de crecimiento no se debe estimular el sistema nervioso de forma cognitiva, por esa razón, no se enseña a leer, ni a escribir ni matemáticas. Consiste en estimular la crianza a través de las manualidades, de la imitación y juegos creativos. La educación no es solo transmitir conocimiento, sino que es nutrir y alimentar lo que el niño ya posee por sí mismo.
Su objetivo es crear personas independientes que piensen por sí mismas. Por eso, el método Waldorf promueve la individualidad del niño, como un ser único que no se aferre a un sistema único al que deba adaptarse el niño, sino al revés. Uno de sus principios es envolver a los niños con los elementos del mundo que lo rodean, como son los juguetes de la metodología Waldorf.
Steiner, el creador de la metodología Waldorf, quería despertar la conciencia en los niños para que vieran más allá de las apariencias y de lo convencional. Esta percepción les permite criar a los niños más allá de lo que puedan ver y sentir. La metodología Waldorf combina lo mejor de la ciencia y la psicología para la educación de los más pequeños.
